Comunicado de prensa
Travel + Leisure: Este impresionante nuevo complejo turístico en la costa del Pacífico mexicano es el destino vacacional perfecto para familias con niños pequeños.
Nuestras primeras vacaciones familiares no salieron muy bien. Mi marido y yo planeamos un viaje de una semana a Copenhague el pasado agosto, cuando nuestro hijo Luca tenía ocho meses, pensando que el tiempo sería estupendo y que Luca era lo suficientemente pequeño como para adaptarse a cualquier situación. (¿Lo oyes? Es el sonido de padres más experimentados riéndose de nuestra ingenuidad). Aunque la primera de nuestras conjeturas resultó cierta, la segunda no lo fue. Entre aprender a gatear, sufrir un gran jet lag y coger un resfriado horrible, Luca pasó todo el viaje completamente fuera de sí. Al final, todos estábamos enfermos y agotados.
Ansiosos por volver a intentarlo, mi marido y yo acordamos que nuestro segundo intento debía ser muy sencillo y dirigirnos a un resort en la playa. Habíamos estado hablando de volver a México, así que sugerí que probáramos el nuevo Susurros del Corazón, Auberge Collection, cerca de Punta de Mita, en la costa pacífica de México. Podíamos reservar un vuelo directo desde Nueva York, solo habría una hora de diferencia horaria y había oído comentarios muy favorables sobre lo bien que la marca atiende a los viajeros más pequeños.
Un jueves a mediados de diciembre, justo antes de la temporada alta de viajes por vacaciones, volamos a Puerto Vallarta, que sirve como puerta de entrada a Riviera Nayarit. Después de recorrer 45 minutos hacia el norte por la autopista, tomamos un largo camino que atraviesa un exuberante césped verde y un lago. Mientras el camino daba una curva, vi a un grupo de empleados que nos esperaban en la entrada del hotel para darnos la bienvenida con vasos helados de tepache, una bebida elaborada a partir de piña fermentada.
«Bienvenidos a Susurros, bienvenidos a casa», dijo Rodrigo Trejo, quien se presentó como nuestro cuate. El título, compartido por un equipo de tres conserjes, se traduce como «buen amigo». En los cinco minutos que tardamos en llegar a nuestra habitación, intercambiamos historias sobre dónde habíamos crecido cada uno y cómo habíamos sobrellevado la pandemia. Empecé a comprender lo apropiado que era ese título de amigo.